Crónicas del Escorial
Por : J.C. Belza
UNA
FALTA DE RESPETO
Mi padre (q.e.p.d),
siempre me inculcó, en su larga vida, unos valores que yo intento, a su vez
trasladar a mis hijos. Unos valores tan sencillos que sólo hay que utilizar el
sentido común, que es el más común de los sentidos y a la vez tan inusual su
uso.
El primero y en el
que me quiero centrar en este artículo, es el respeto hacia los demás.
Curiosamente en esta sociedad en la que vivimos, el respeto hacia el prójimo es
una utopía ya que los derechos de los demás empiezan cuando acaban los propios.
Hay una frase que circula mucho por internet que se le atribuye a David
Rockefeller, uno de los grandes magnates del mundo miembro destacado del Club
Bilderberg, dice así:
Tan inquietante
frase exclamada en una de las numerosas reuniones del mencionado Club, debe,
entiendo yo, enmarcarse dentro de la rebaja en las condiciones laborales de los
ciudadanos de los diferentes países del globo, y que a medida que van pasando
los meses, y los años, se está convirtiendo en el leitmotiv, permítanme esta expresión que se utiliza en literatura,
de todas las empresas del mundo, en general y de España en particular. Los
archimillonarios que sólo miran sus cuentas de resultados les importan, más
bien poco, si los asalariados del mundo y lo que es peor, los que aún no han
caído bajo las garras de su infinita voracidad especulativa, tengan sus
derechos laborales en el subsuelo o simplemente no existan.
Los derechos
laborales de las personas deben enmarcarse dentro de las diferentes
declaraciones universales que se han ido firmando, especialmente en el siglo
XX, por todos los países que estiman como importantes las legítimas pretensiones
de los obreros del mundo, la diferencia más grande de aquellos obreros con los
actuales es que aquellos lucharon y se unieron, lamentablemente hoy es más
difícil, salvo honradas excepciones. Sin embargo, con gobiernos actuales,
peleles a las autoridades monetarias mundiales, estas legitimaciones caen en el
olvido y son borradas sistemáticamente del conjunto de medidas que se han
creado para la integración de las personas en un sistema mundial justo e
igualitario. Lo hacen a sabiendas, coartando la libertad, la igualdad y la
justa recompensa a su trabajo. Lo que antes tenía un valor por el trabajo, hoy
no lo tiene, lo has perdido, y lo pierdes porque las sociedades aborregadas
como la nuestra han crecido con una idea de consumo y de bienestar que se
resisten a abandonar, esa idea es la que nos está matando como sociedad. Ese,
sin duda alguna es el problema, esta sociedad no está acostumbrada al esfuerzo
y al trabajo porque desde los poderes fácticos monetarios ya se han preocupado
y ocupado de destruir esa faceta que nos inculcaron nuestros padres.

Y de repente, la
fiesta terminó. Ahora vendrá el llanto y el rechinar
de dientes . Pagando justos por pecadores todos nos vemos
envueltos en una vorágine de bajada de salarios, pérdidas de poder adquisitivo
y como resumen; La pérdida de todos nuestros derechos. Sin embargo los ricos
son cada vez más ricos y es fácil saber el porqué, las deudas hay que pagarlas
y todo ese dinero volátil, prestado, hay que devolverlo con intereses. La
crisis la han inventado ellos, los poderosos y se acabará cuando a ellos les
convenga una vez que consigan sus objetivos, tan pronto como vino se irá pero
lo que dejaran es un rastro de destrucción social inmenso, volveremos al siglo
XIX en derechos.
Cuando
España entró en la Comunidad económica europea, otra pieza más en el engranaje
de los poderosos, nos frotamos las manos con el maná que nos caía del cielo.
Dinero para todo y para todos, pero había que devolverlo. Hay nuevos países en
esta dichosa comunidad económica que piden lo mismo que solicitamos nosotros al
entrar y evidentemente se les da; normal, los poderes económicos están buscando
nuevas vacas que les den leche ya que nuestros ubres están demasiados
ordeñados, secos.
El gran capital se presenta como el Gran
Hacedor, el conseguidor de tiempos modernos a cuyos pies se arrodillan las
naciones para implorarles dinero. Ellos hacen su trabajo prestar y cobrar y
para ello colocan en estos países títeres políticos, vía partidas para
subvencionar los partidos, que se mueven a las órdenes de sus amos. No tienen
ningún problema en cambiar gobiernos, y con ello voluntades. Los derechos
laborales no se han conseguido por obra y gracia del Espíritu Santo, se han
conseguido a base de luchas obreras en las que muchas veces se han perdido
vidas. No podemos, no queremos perder eso que tanto ha costado ganar en estos
años. La base de todo es el miedo: Miedo a perder la casa, el coche, la
televisión, mis vacaciones y si para eso tenemos que dejarnos bajar el sueldo,
lo permitimos, si tenemos que hacer horas extras sin cobrar lo aceptamos, si
tienen que despedir a compañeros, lo
asimilamos con la frase, “es la crisis”. Efectivamente es la crisis, pero la
crisis de nuestros valores.

No a
los abusos del poder, no a más impuestos fatuos, no al cierre de colegios, no a
los recortes en Sanidad y servicios sociales, no a un sinfín de disparates que
nos hacen perder nuestra condición humana por miedo a perder nuestros bienes
materiales.
Los
pobres en el mundo crecen de forma exponencial porque interesa tener pobres. Los pobres
quieren comer y los ricos tienen el pan y lo que es peor la harina. La pobreza
y las desigualdades seguirán creciendo porque la deuda que tienen encima es una
losa muy pesada que ha aumentado y seguirá aumentando porque le interesa al
gran capital. La causa, simple, tenerlos subyugados, a sus pies. Han creado sus
monopolios y somos peones en su tablero de ajedrez. No esperemos nada de nuestros
políticos, son bufones en su corte, comen y beben de las migajas de sus amos,
son buenos perros guardianes.
Podemos
perder todo pero nunca podemos perder nuestra dignidad humana, nuestro respeto.
Se lo han ganado nuestros padres a pulso, tenemos las armas y no son de fuego
son las que estos sátrapas nos han permitido, la decisión soberana del voto. No
nos vendamos, luchemos codo a codo con el compañero de al lado, tenga la
ideología que tenga, son padres y madres como nosotros, seamos solidarios con
nuestra especie y con nosotros mismos Estamos todos en este barco y no podemos
permitir que la oficialidad nos lleve a la deriva. Seamos dignos y honremos la
memoria de nuestros mayores. Que no nos falten al respeto.
VEGUEROS S.M.